El 26, 27 y 28 de noviembre se realizarán las “XII Jornadas Nacionales de Derecho Procesal”, organizadas por un consorcio de 12 facultades de Derecho junto al Instituto Chileno de Derecho Procesal y alojadas en la Universidad Austral de Chile (UACh), en Valdivia. La edición tendrá como eje temático “La tutela cautelar en Chile”, un ámbito clásico del proceso que no había sido abordado monográficamente en versiones anteriores.
En conversación con Actualidad Jurídica: el blog de DOE, Jordi Delgado, académico del Instituto de Derecho Público de la UACh y presidente del comité organizador del evento, explicó que esta versión busca consolidar el crecimiento de la disciplina mediante una estructura que combina cinco mesas temáticas y una mesa exclusiva para estudiantes, con una fuerte presencia de académicos y profesionales del ámbito forense.
¿Por qué la tutela cautelar fue elegida como eje central de esta edición?
Porque era uno de los pocos temas clásicos del derecho procesal que aún no había sido abordado de forma monográfica en las jornadas. Además, es un ámbito que nunca pierde relevancia: las leyes cambian, las prácticas judiciales cambian, y siempre surgen desafíos pendientes.
También influye que, salvo obras puntuales —como las de Gonzalo Cortés y Juan Carlos Ferrada, cuyos autores participarán este año—, no existe un desarrollo doctrinal nacional tan amplio. Por lo mismo, es una oportunidad para llenar un espacio que necesita una mirada académica y práctica.
Participan 12 facultades de Derecho junto con el Instituto Chileno de Derecho Procesal. ¿Qué valor aporta esta articulación amplia?
El Instituto impulsó originalmente las jornadas y luego se fue consolidando este consorcio de universidades que se ha ampliado con los años, incorporando facultades con productividad y equipos dedicados al derecho procesal.
Lo importante es que no solo participan académicos, sino también profesionales del mundo jurídico que aportan perspectivas prácticas. Eso evita la autorreferencialidad y obliga a mantenerse actualizado. Muchas ponencias provienen de personas que no necesariamente ejercen como docentes, y ese cruce enriquece enormemente las discusiones.
El programa contempla cinco mesas temáticas y un espacio para jóvenes investigadores. ¿Cómo se definió esta estructura?
Las mesas responden a las áreas clásicas del derecho procesal y cada año pueden ajustarse según el eje temático. Algunas zonas presentan más desarrollo o más problemas y, por lo tanto, generan mayor interés.
Independientemente del área, el objetivo siempre es el mismo: detectar problemas reales en la tramitación de los procedimientos y proponer soluciones que consideren tanto la teoría general del proceso como las particularidades de cada procedimiento.
Las jornadas también han incorporado un componente formativo importante. ¿Qué rol espera que tengan los estudiantes?
Es un tema que hemos tratado de mantener en los últimos años. La disciplina ha crecido gracias a las nuevas generaciones que investigan, publican y empujan el desarrollo del derecho procesal.
Además, dentro de las mallas curriculares, el procesal es un eje central —con cuatro, cinco o incluso seis cursos— y es un área clave en los exámenes de grado. Por eso es fundamental abrir espacios para estudiantes y jóvenes investigadores.
Uno de los objetivos históricos de estas jornadas es tender puentes entre la academia y la práctica. ¿Qué esperan en esta edición?
Esperamos mucho. Jueces y abogados suelen encontrar en estas jornadas un espacio donde observan problemas cotidianos, pero desde otro prisma. Muchas veces la práctica es muy local —ligada a la ciudad o región donde se litiga—, y estas jornadas permiten contrastar criterios entre zonas norte, sur y Santiago.
Esa retroalimentación es muy valiosa, porque modifica la forma de ver el proceso y fortalece el diálogo entre el mundo académico y el forense.
Las ponencias fueron seleccionadas mediante un sistema anónimo. ¿Cómo resultó ese proceso?
Fue un proceso muy exigente. Se presentaron cerca de 80 trabajos y, mediante un sistema que anonimiza tanto a los postulantes como a los árbitros, se seleccionaron alrededor de 25 ponencias para cinco mesas.
El filtro es muy riguroso y garantiza calidad. Estamos muy conformes con la selección.
¿Cuáles son sus expectativas para esta edición de las jornadas?
Tengo muchas expectativas. Como comité organizador queremos que estas sean las mejores jornadas de su historia moderna.
La convocatoria será muy grande, las ponencias fueron excelentemente seleccionadas y contamos con una mezcla muy potente de académicos consolidados, investigadores jóvenes y profesionales del ejercicio.
Organizar desde regiones implica desafíos adicionales, pero estamos con toda la energía para recibir a la comunidad procesalista.