19-09-2024
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Una aproximación contractual al mundo de los videojuegos: consideraciones claves para desarrolladores

Si existe una industria que con el tiempo ha crecido, se ha consolidad e incluso se ha expandido es la industria de los videojuegos. Según un informe de Global Entertainment and Media Outlook de PwC, se espera que esta industria alcance un valor de 321.000 millones de dólares para el 2026.[1]  Eso sin contar la expansión de esta industria y la adaptación de clásicos a la gran pantalla, como es el caso reciente de la película de “The Super Mario Bross” lanzada en el 2023 y que recaudó alrededor de $1.362 millones de dólares, convirtiéndose en un éxito indesmentible. A nivel local, los ingresos anuales asociados a esta industria bordearían los 16 millones de dólares, destacándose producciones tales como “The Eternal Cylinder”, “Tormented Souls” o “What Lies in the Multiverse”[2].

Considerando la expansión comercial de esta industria, resulta necesario profundizar en el entramado legal que subyace a ésta. En ese sentido, como punto de partida, conviene tener presente la dinámica existente entre los distintos actores que participan en la elaboración de un videojuego.

En primer lugar, tenemos el “desarrollador” que corresponde a la empresa responsable de crear, diseñar y programar videojuegos. Ejemplos de este tipo de empresas encontramos en Activision Blizzard, Electronic Arts, Sony, Nintendo, Ubisoft, Epic Games, Square Enix, Sega, Namco, Astire Games, 2K, etc.

De igual manera, tenemos a la “editorial” que corresponde a la empresa que se encarga de la distribución, comercialización y promoción de un videojuego. Estas empresas juegan un rol clave al momento de llevar un juego del desarrollo al mercado, para así garantizar su éxito. Generalmente, esta empresa encarga a las empresas “desarrolladoras” el diseño del videojuego. Sin embargo, algunas de las empresas que son “desarrolladoras” igualmente tienen una división dedicada a la línea editorial. Ejemplos de este tipo de empresa son: Electronic Arts, PlayStation, Ubisoft, Activision Blizzard, Zynga, Nintendo, Microsoft, Square Enix, etc.

Luego, están las empresas de “retail” donde se comercializa el video juego, pudiendo ser tiendas físicas como por ejemplo en Chile: PC Factory, Falabella, Zmart y WePlay. De igual manera, encontramos tiendas de retail que operan de forma virtual, como Amazon, Wii Shop Channel, Xbox Games Store, Microsoft Store, Nintendo eShop, PlayStation Store, etc. Finalmente, en la cadena, tenemos el consumidor o usuario final. 

Como es posible esperar, entre todos estos actores surgen derechos y obligaciones, que se canalizan a través de distintos contratos, como el contrato de distribución, contrato de licencia editorial y el ToE/EULA. Hoy abordaremos brevemente, uno de los contratos más relevantes: el contrato de desarrollo de videojuego.

El contrato de desarrollo de videojuegos es un contrato entre una empresa desarrolladora de videojuegos y una editorial que establece los términos y condiciones que rigen la creación y producción de un videojuego.

Dado que, en esencia, el videojuego es un software, el contrato de desarrollo de videojuego es semejante al contrato de desarrollo de software, sin embargo, existen aspectos especiales que deben ser considerados por los desarrolladores de videojuegos, dentro de los que destacamos:

1. Ingresos Netos.

La definición de “Ingresos Netos” es uno de los aspectos económicos más importantes del contrato de desarrollo, porque sobre dicha base se calcula el porcentaje de regalías (royalties) del desarrollador. Esta definición generalmente incluirá una serie de partidas que la empresa editorial buscará excluir del monto total de los ingresos utilizados para calcular las regalías del desarrollador. Como desarrollador, hay que prestar atención a cada una de esas partidas, porque cada una de ellas se convertirá en una cantidad que se deducirá de los ingresos brutos que reciba la editorial por las ventas y licencias del videojuego antes de calcular la regalía que recibirá el desarrollador.

2. Desarrollo.

Los contratos de desarrollo incluyen una cláusula específica relacionada con el desarrollo del videojuego, en la cual se establece claramente que el desarrollador es 100% responsable de llevar a cabo el desarrollo conforme a los hitos y especificaciones acordados con la editorial. A menudo, esta cláusula también incluye una obligación de exclusividad para el desarrollador, con el fin de evitar que, durante la vigencia del contrato, el desarrollador asigne recursos y personal a otros proyectos.

3. Hitos.

Dado que el desarrollo de un videojuego es un proceso que abarca varias etapas, es crucial para la editorial mantener un control sobre cada una de ellas, estableciendo hitos específicos en los que el desarrollador deberá entregar ciertos productos (entregables) previamente definidos. Una vez que la editorial apruebe dichos entregables, esta procederá a pagar al desarrollador una parte del presupuesto total del juego. Es fundamental que ambas partes definan con precisión los entregables correspondientes a cada hito, como la finalización de elementos específicos del videojuego, la interfaz, o un número determinado de niveles o zonas completadas.

4. Propiedad Intelectual.

Sin duda, uno de los temas más discutidos es la protección legal de los videojuegos. En la práctica, los contratos de desarrollo incluyen una serie de cláusulas que abordan este aspecto, siendo la más relevante la titularidad del videojuego y los materiales asociados. Generalmente, la titularidad del videojuego recae en la editorial que encarga su desarrollo. Esta titularidad se extiende a todos los aspectos creativos relacionados con el videojuego, incluidas secuelas, adaptaciones y productos derivados. El desarrollador, por su parte, generalmente retiene la titularidad sobre el código fuente, las herramientas de desarrollo y el motor (el software sobre el cual opera el videojuego).

Otras cláusulas igualmente relevantes incluyen, el derecho de aprobación de parte de la empresa desarrolladora (esto es un beneficio inusual por parte de la empresa editorial a la desarrolladora), mantenimiento y reparación de fallos, royalty (así como el derecho de objetar su cálculo y auditar si fuese necesario), obligaciones de la empresa editorial, derechos para crear secuelas y en quién se radican, actualizaciones, licencias y término del contrato, entre muchas consideraciones. Todas estas cláusulas tienen su complejidad y siempre es recomendable analizarlas con un abogado que conozca el producto y entienda la materia.


[1] Gaming boomed in lockdown and market value will reach $320bn | World Economic Forum (weforum.org)

[2] Industria de los videojuegos en Chile genera 16 millones de dólares en ingresos anuales (soychile.cl)

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Escrito por

Director de Magliona Abogados. Abogado, Universidad Adolfo Ibáñez. Postgrado en Derecho Privado, Universidad Adolfo Ibáñez. Diplomado en Propiedad Intelectual, Pontificia Universidad Católica de Chile. International Professional Summer Program Understanding U.S. Intellectual Property Law en Stanford University. HarvardX, Harvard Law School, junto con el Berkman Klein Center for Internet and Society, CopyrightX.