La normativa, que busca fomentar la innovación y la inclusión financiera a través de la tecnología, ha impulsado cambios relevantes en la industria. Sin embargo, su implementación ha traído desafíos regulatorios y operativos que aún requieren algunos ajustes.
Febrero de 2024 marcó un hito en la modernización del sistema financiero chileno con la entrada en vigor de la Ley Fintech. Diseñada para fomentar la competencia, la innovación y la inclusión financiera a través de la tecnología, esta normativa ha generado impactos significativos en la industria, aunque su implementación no ha estado exenta de desafíos.
Uno de los principales logros de la ley ha sido la incorporación de las Fintech dentro del marco regulatorio de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), otorgándoles reconocimiento legal y estableciendo estándares de operación claros.
Sin embargo, la adaptación de las empresas al nuevo marco ha sido dispar. Mientras las grandes compañías han avanzado con mayor rapidez, los startups más pequeños enfrentan obstáculos regulatorios y financieros que limitan su crecimiento.
Entre los cambios más disruptivos introducidos por la ley destaca la implementación del sistema de finanzas abiertas, que busca democratizar el acceso a la información financiera y fomentar la interoperabilidad entre distintos actores del ecosistema. Este modelo tiene el potencial de transformar la banca tradicional, impulsando el desarrollo de servicios financieros personalizados y eficientes. No obstante, su implementación aún presenta desafíos normativos y tecnológicos que deben ser resueltos para maximizar su efectividad.
En 2024, la CMF emitió la Norma de Carácter General N°502, estableciendo un plazo de un año para que las Fintech se inscriban en el registro regulatorio y soliciten autorización para operar. Hasta la fecha, más de 320 empresas han iniciado el proceso, de las cuales más de 150 han formalizado su solicitud. Este avance evidencia el dinamismo del sector, pero también subraya la necesidad de ajustes en los tiempos de implementación y requisitos de cumplimiento.
Respecto a la implementación de la ley, en conversación con Actualidad Jurídica: El Blog de DOE, Rodolfo Ordaz, Founder & CEOFounder & CEO ARMILLARIA, aseguró que es fundamental entenderla como un proceso que recién comienza y que, por sobre todo, es un hito súper importante para la validación de modelos de negocio basados en las tecnologías nuevas.
“Es un primer paso, pero es un paso súper necesario, ya que se sientan estas bases, que son súper interesantes para el futuro de la industria, pero también impulsan la confianza del mercado”, aseguró.
En ese sentido, agregó que “dejar que el mercado avance es primordial. Otros países ya han demostrado que la excesiva regulación detiene totalmente el progreso, pero los profesionales no se detienen, simplemente se van del país. Entonces al mismo tiempo tiene que avanzar la industria, pero de una forma ordenada, es un balance súper delicado que se tiene que encontrar”, concluyó Ordaz.
Mirando hacia el futuro, la consolidación de la ley dependerá de la capacidad del regulador para equilibrar la protección del consumidor con el fomento a la innovación. Será clave mantener un diálogo fluido con la industria y adaptar la normativa a las realidades del ecosistema Fintech, asegurando que Chile siga siendo un polo de desarrollo financiero en la región.
El segundo año de vigencia de la ley estará marcado por la evaluación de su impacto real en el sector financiero, la evolución del sistema de finanzas abiertas y la optimización de los procesos regulatorios. A medida que el mercado se ajusta, la clave estará en garantizar que la normativa logre su objetivo central: un sistema financiero más dinámico, inclusivo y competitivo.