En conversación con Actualidad Jurídica: El Blog de DOE, el profesor asistente de Derecho del Trabajo de la Universidad de Manchester Investigador del Centro de Estudios del Desarrollo, CED, Ricardo Buendía, abordó las nuevas tendencias en el derecho al trabajo y sus proyecciones debido a la masividad del teletrabajo actualmente.
Ricardo, ¿cómo describirías tú el estado actual del derecho al trabajo en Chile? ¿Qué cambios has observado en los últimos años?
El derecho al trabajo en Chile va muy en la línea de la tendencia del mundo occidental del derecho al trabajo. El mundo occidental del derecho al trabajo está experimentando, desde hace ya varias décadas, cambios desde el movimiento, o de lo que se entiende como el empleo tradicional, que es el trabajo de lunes a viernes, de nueve a cinco, donde uno tiene un horario, un jefe, una estructura empresarial, tiene beneficios, acceso a club de campo, etc.
Ese mundo está, digamos, reduciéndose, mientras el nuevo empleo, y también algunos empleos ya existentes, se están cambiando hacia una forma que se llama “trabajo atípico”. El trabajo atípico, según lo define la Organización Internacional del Trabajo, son todas aquellas formas de trabajo que escapan a la forma tradicional del trabajo. Es decir, no existe una definición específica de lo que voy a decir, pero es la transición desde un estilo de trabajo como el que conocían nuestros papás.
Estamos cambiando el estilo de trabajo de nuestros papás -vestidos de uniforme, a las nueve de la mañana en la oficina, poniéndole un relojito en la mano, firmando una lista de ingresos, recibiendo órdenes de un jefe- hacia un contexto en el que algunos de esos elementos faltan.
Por ejemplo, si tú no trabajas todo el día para un único empleador, sino que trabajas tres horitas aquí, tres horitas allá, caes en el trabajo atípico. Entonces, el mundo del trabajo evoluciona hacia esa trayectoria.
¿Hay alguna explicación de por qué se están produciendo estos cambios en el trabajo típico?
Lo que ha cambiado con el trabajo típico es que el trabajo no cualificado o no altamente cualificado pasa a ser más independiente, porque faltan algunos de los elementos típicos de la subordinación y dependencia.
Entonces, el mundo del trabajo está como dividido en dos grandes mundos: el mundo de los trabajadores dependientes y el mundo de los trabajadores independientes. La gran pregunta es: ¿cómo lo hacemos con el derecho? Porque el derecho del trabajo, por su desarrollo histórico, siempre se ha preocupado de un tipo, de los trabajadores dependientes.
El derecho al trabajo históricamente no se preocupa de los trabajadores independientes, porque cuando esta distinción se hizo más o menos por el año 50, se entendía que los independientes eran los profesionales, y los profesionales no necesitaban tanta ayuda del derecho al trabajo, porque como eran profesionales podían fijar su renta, de hecho, les convenía ser independientes.
Hoy día el mundo cambió también porque está lleno de profesionales, entonces ya no es que los profesionales quieran ser independientes, sino que a veces a los profesionales les conviene ser dependientes.
Sin embargo, el derecho al trabajo todavía regula mayormente solo a los dependientes. Entonces, no existe una regulación sistemática de los trabajadores independientes. Lo que más se parece a eso es la no discriminación.
¿Cómo ha repercutido el avance de la tecnología en estos cambios?
De todas maneras. Hay gente que le llama la Cuarta Revolución Industrial o la Tercera Revolución Industrial. Tienen muchísimos nombres, pero lo importante es que el derecho del trabajo se creó en una época donde ocurría una revolución industrial.
Porque el derecho del trabajo nace en la Primera Revolución Industrial, cuando empiezan a crearse las máquinas. De hecho, yo estoy acá en Manchester, donde está lleno de edificios de la época de la Revolución Industrial, y lo interesante de eso es que la tecnología, el capital y las formas de producir generaron una forma de trabajo, que era el trabajador que iba a la industria.
Imagínate que tú vas todos los días a una fábrica textil a trabajar de nueve a cinco, o de nueve a seis. La pregunta es ¿por qué? Bueno, el Teorema de Coase, estudia desde la economía por qué pasaba esto, que la gente iba a la empresa a trabajar y descubrió que era mucho más eficiente para una empresa tener a los trabajadores bajo observación constante. Eso funcionó muy bien, y el derecho al trabajo se construyó alrededor de eso.
¿Cuándo comenzó a cambiar la situación?
Cuando la economía pasó de ser una economía eminentemente productiva de bienes a ser también una economía de servicios. Los países industrializados capturaron la mayor parte de estos trabajos de servicios.
Entonces, por ejemplo, para que Chile entrara a la OCD, le pidieron que aumentara el número de graduados de las universidades. Entonces, Chile empezó con las becas, porque la creencia dice que los países con más gente capacitada que usa el cerebro tienden a crear mayor economía de servicios y, por lo tanto, el país es más productivo.
Siempre se dice que en Chile vendemos el cobre y lo tratan en China y nosotros vendemos solo la materia prima. Bueno, ese es el mismo principio. El principio es que los países industrializados son los que capturan las materias primas y le dan un valor agregado. Pero para darle un valor agregado tú tienes que usar la cabeza, tienes que estudiar. Eso era algo que antes no se exigía.
Entonces, todo ese cambio productivo devengó en que las empresas ya no produzcan tantos bienes, porque ya no necesitan a los obreros todo el día en la fábrica y, al mismo tiempo, la tecnología ha permitido que tú trabajes desde tu casa bajo el mismo control como si estuvieras en la oficina.
Además, hubo un tremendo cambio con la llegada de la pandemia del Covid-19, ¿no?
Yo tengo la impresión -es solo una impresión, no he estudiado el tema- de que el Covid lo que hizo fue transparentar una realidad que ya se veía antes. Con la llegada del 4G y del 5G ya se podían tener este tipo de conversaciones.
Yo no necesito viajar a Chile para hablar contigo con una conexión estable. Podemos tener una conversación así, de tú a tú. Entonces, antes del Covid ya teníamos 4G, ya teníamos 5G. Esto estaba ocurriendo. Lo que no se sabía era qué tan productivo iba a ser el trabajador cuando no estaba en la oficina supervigilado por el empleado.
Sin embargo, ahora hay mecanismos de control, se pueden revisar los resultados de la productividad en línea, en diferentes industrias. Pero lo importante es que la pandemia dejó en evidencia que se puede hacer eso.
En el fondo, se venía haciendo de antes, pero el Covid fue la prueba de fuego involuntaria. De hecho, un gran ejemplo de esto es que la ley que regula la desconexión, por ejemplo, en Chile, es una ley del gobierno Sebastián Piñera, que es anterior a la pandemia.
¿Y post Covid-19 se regularon estos nuevos modelos de alguna forma distinta?
Estamosen una situación de mareas turbulentas. Hubo y existen todavía varias industrias que mantienen el trabajo a distancia, pero también hay industrias que lo resienten. Estoy hablando siempre de industrias de servicios donde impera el trabajo intelectual y donde técnicamente no es necesario ir a la oficina.
Yo creo que es un proceso súper grande de aprendizaje mundial el que estamos viviendo ahora y obviamente el aprendizaje va a depender de cada industria. En general muchas tareas se pueden hacer a distancia. Entonces la pregunta hoy día es técnica y moral.
Esa parte me gusta mucho, me gusta hacer mucho énfasis porque nosotros hablamos siempre de que las nuevas tecnologías cambiaron la forma en que trabajamos y nos van a obligar a cambiar el derecho, porque el derecho todavía no cubre a estos trabajadores independientes que no son típicos siempre. Ahora, la pregunta es también moral. Si alguien descubre internet no pasa nada. La pregunta es ¿qué hacemos con el internet? Entonces, ahora viene una pregunta moral. ¿Qué hacemos con la forma que venimos trabajando hasta ahora? ¿Es necesaria? ¿No es necesaria?
Entonces, si nosotros inventamos la bomba atómica, es lo mismo. Tenemos la bomba atómica, pero ¿para qué la vamos a usar? Entonces, estamos en este proceso en el que los seres humanos estamos averiguando cómo podemos seguir trabajando sin estar todo el día en la oficina.
Además, el derecho siempre va tarde, eso es como una regla del derecho. Entonces, como ahora está este cambio tecnológico, como ahora las empresas están debatiendo en esta marea turbulenta de si seguir con el trabajo a distancia u obligar a todo el mundo a volver a la oficina, luego en unos años más va a llegar el derecho a decir “mira, por aquí va la cosa”.
Entonces, ¿se esperaría que tras esta discusión ética ya podamos legislar sobre esto? ¿en unos años más?
Claro, y eso es súper importante porque hay un montón de gente que es bastante tecnócrata que cree ciegamente en la tecnología. Entonces dicen “no, la tecnología ahora permite trabajar desde la casa. Entonces vamos a trabajar desde la casa”. Es como un determinismo tecnológico. Como “ahora inventamos la bomba atómica, nos vamos a matar todos, porque es lo que pasa”, ¿verdad?
Sin embargo, ahora el cambio tecnológico es mucho más fuerte. Estamos en una época en la que hay tantos cambios tecnológicos que cuando se crea una propuesta de ley, ya hay que modificarla porque hay otro cambio tecnológico, y otra propuesta, y otro cambio tecnológico. Entonces, es bastante difícil darle con el palo al gato regulatorio, digamos.